La asertividad es un término desconocido para una buena parte de nosotros. Sin embargo, en el comportamiento asertivo está la clave para mejorar nuestras relaciones, hacerlas más claras y serenas, aprender a hacerse respetar respetando,  mejorando juntos nuestra comunicación.

Nuestros comportamientos cotidianos pueden ser normalmente de tres tipos:

  • Pasivo
  • Asertivo
  • Agresivo

Todos nosotros a veces somos pasivos, a veces agresivos y a veces asertivos, y casi siempre no tenemos la conciencia de qué tipo de comportamiento adoptamos en las diferentes situaciones en las que nos encontramos.

Sucede que nos abandonamos a la pasividad cuando nos enfrentamos a una persona agresiva; de la misma manera tendemos a volvernos agresivos cuando ante nosotros encontramos a un sujeto pasivo. En resumen: pasividad y agresividad son complementarias entre sí.  La asertividad significa, en cambio, comenzar a romper este dualismo.

Incluso un sujeto habitualmente pasivo es probable que luego, acumulando la rabia, se vuelva agresivo, así como después de una exigencia expresada de manera agresiva se intente recuperar la relación asumiendo un comportamiento pasivo.

¿Algún ejemplo?

¿Cuántas veces soportamos pasivamente a nuestros jefes o a nuestros clientes para luego estallar con exigencias planteadas agresivamente?
¿Y cuántas veces tendemos a culpar a los demás para luego darnos cuenta de que nos aíslan y, por lo tanto, nos volvemos pasivos?

Este dualismo entre pasividad y agresividad está tan presente en nuestra vida cotidiana que me preguntaría por qué desde que somos jóvenes, en la escuela, no enseñan qué mágica recurso es la simple asertividad, es decir, aprender a hacerse respetar respetando.

Asertividad y relación

Si relacionarse significa entrar en una dinámica de comunicación en la que dos o más pensamientos interactúan, cada uno con plena legitimidad y cada uno con pleno derecho de ser expresado, entonces la comunicación asertiva es la mejor manera de comunicarse.

En cambio, en la escuela y aún antes en la familia, se tiende a crear jerarquías de poder por las cuales quien está más arriba tiene derecho a imponer su pensamiento, y quien está abajo debe asumir pasivamente. 

La comunicación asertiva se caracteriza por un axioma preciso: colocar en el centro el propio "yo" sin nunca sobrepasar a los demás, madurando juntos la conciencia de que el propio "yo" es también el primer responsable de lo que no nos gusta.

Cada opinión merece ser defendida, incluso con compromiso y perseverancia, pero nunca con la pretensión de que sea correcta a priori, quizás porque yo "he estudiado"!

Si nos encontramos ante una opinión expresada con agresividad debemos lograr expresar con respeto y firmeza también nuestra opinión. La comunicación asertiva tiene una fuerza desbordante y eficacísima, incluso cuando se adopta frente a un sujeto agresivo.

¿Qué significa ser asertivo

Ser asertivo significa, ante todo, tener respeto por el propio "lugar" en el mundo. Significa  respetar también el "lugar" que cada uno tiene en el mundo. Ser asertivo significa abandonar la idea de que el mundo debería "girar" solo de la manera que nos satisface. Todos nosotros tenemos nuestra opinión, pero si somos realmente maduros y conscientes de nuestros comportamientos  es necesario tener la capacidad de acoger ideas alternativas, diferentes, si no mejores que la nuestra. Al mismo tiempo, nuestra opinión debe poder ser expresada con dignidad y seguridad.

La asertividad significa no soportar pasivamente la prepotencia ajena, ya sea del jefe, la pareja, el padre o el hermano mayor. Poder expresar la propia posición con clara firmeza pero con intenso respeto hacia el otro es la base para la construcción de una comunicación asertiva.